«El libro es una tecnología de la memoria». Quizá este sea la gran lección que uno aprende al zambullirse en las 624 páginas del nuevo libro de Fernando Báez, este enigmático erudito que tanto sabe y ha escrito en defensa de las bibliotecas de todo el mundo amenazadas en los últimos años por conflictos bélicos, sobre todo en Oriente Medio.
Fórcola acaba de publicar su libro Los primeros libros de la Humanidad. El mundo antes de la imprenta y el libro electrónico. Tras años de trabajo, esta monumental, exhaustiva y documentada obra se convierte así en la trepidante crónica de los 5000 años que transcurrieron desde las primeras escrituras hasta la aparición de la imprenta y su ejército de tipos móviles, un largo período en el que el libro fue hecho a mano.
Coincidiendo con la llegada del libro a las librerías españolas, Fernando Báez, en un viaje relámpago desde El Cairo, ha venido a Madrid durante unas horas para encontrarse con periodistas y lectores, y presentarlo en la librería Rafael Alberti.
Llevaba meses escribiéndome con él sobre asuntos relacionados con la edición de este monumental libro. Siempre atento a las sugerencias de nuestra correctora, Gabriela Torregrosa, y siempre generoso con su tiempo, trabajar mano a mano, on line, con Fernando Báez, ha sido toda una experiencia y un privilegio.
Hace apenas un par de semanas me confirmó que llegaba a Madrid y que se ponía a nuestra disposición para promocionar el libro. Nuestro encuentro en persona tuvo lugar por fin, tras tanto trabajo. Desde el principio, una vez hechas las presentaciones, nos entendimos rápidamente, al reconocernos en gustos y sensibilidades a la hora de hablar sobre el libro, su historia pasada y reciente, y los problemas a los que se enfrenta el mundo editorial, librero y bibliotecario.
En nuestra conversación y encuentro en la Rafael Alberti, el pasado sábado, y ante un público atento y entusiasta según pasaban los minutos, Báez desgranó algunas de las claves de su libro forcoliano. Éste es un viaje por la historia del libro, no solo a través de 5000 años –viaje en el tiempo-, sino también un viaje –a lo largo del espacio– por la vida de varias grandes civilizaciones: la mesopotámica, la clásica egipcia-greco-latina, la judeo-cristiana, la china y japonesa, la hindú, la islámica, la incaica y azteca…
Una historia del libro y de la escritura, mucho antes de la invención del ejército de soldados de plomo por Gutenberg, que debemos conocer, para no traicionarla, para no olvidarla. Este libro se convierte así en un símbolo de la lucha contra la ignorancia, contra el olvido, contra la destrucción del libro como bien cultural e instrumento civilizador; finalmente también en un símbolo de la lucha contra la censura y las tiranías. Un ensayo que demuestra cómo para muchos pueblos, para cientos de millones de personas, los libros han sido algo sagrado durante eras, y lo siguen siendo.
Báez no deja de ser, además de bibliotecónomo e investigador experto en la historia del libro, activista político que lucha en todo el mundo contra la censura, en todas sus variantes y sus sofisticadas manifestaciones, sobre todo ahora, en la sociedad red y los entornos digitales. Precisamente, contra todo discurso apocalíptico, el libro de Báez publicado por Fórcola es la prueba de que el libro y la cultura del libro están muy vivos, y de ese pasado debemos todavía aprender mucho. Entre otras cosas, que con respecto al libro los cambios tecnológicos y su asimilación por parte de las culturas, a lo largo de la historia, han sido muy lentos.
Según Báez, debemos ser cautos y no dejarnos arrastrar por la fascinación tecnológica, que nos promete muchas cosas pero no nos cuenta toda la verdad. La precipitación en estos cambios nos puede hacer olvidar que la base tecnológica de la edición está ahora en manos de grandes corporaciones mundiales cuyos intereses están muy lejos de la cultura y el fomento de conocimiento, y sí más cerca del control y venta de la información, vulnerando cualquier legislación y ética de protección de datos.
Báez da un consejo a los editores: que no se precipiten en la transformación tecnológica, que no tengan tanta prisa. Los cambios en la historia del libro son lentos, requieren tiempos de asimilación; y sobre todo, por parte de los editores, una firme responsabilidad, un compromiso con la cultura y lucha contra la censura, en las sociedades en las que viven.
Este viaje al pasado del libro se convierte, gracias al libro de Báez, en una profunda reflexión sobre el presente y el futuro del mundo del libro y de la edición, de las librerías y de las bibliotecas. Éstas, según Báez, no son museos o simples depósitos, sino que siguen siendo, desde la Antigüedad, centros vertebradores de cultura, lugares donde el conocimiento es constructor de sociedades democráticas.
Si es cierto lo que decía Aristóteles, que el conocimiento nace de la curiosidad, doy fe de que el nuevo libro de Fernando Báez no sólo satisfará a mentes curiosas, sino que será un verdadero despertador de conciencias para muchos lectores editores, bibliotecarios y libreros. Somos responsables de los demás, de la sociedad en la que vivimos, y somos lo que leemos y lo que decidimos seguir leyendo. Que este libro sirva de aldabonazo para suscitar un movimiento que reactive el compromiso por la cultura del libro.