Con el paisaje en el alma: Eduardo Martínez de Pisón

El pasado miércoles tuvimos ocasión de presentar el libro de Eduardo Martínez de Pisón titulado Imagen del paisaje: la Generación del 98 y Ortega y Gasset. El lugar elegido fue la librería Rafael Alberti, en Madrid, y nos acompañaron Helio Carpintero (catedrático de Psicología de la UCM, académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ensayista e investigador del pensamiento español) y Pilar Rubio Remiro (periodista, divulgadora especialista en viajes y paisaje, colaboradora de Babelia y responsable del blog La Línea del Horizonte).

Helio Carpintero, prologuista del libro, en su intervención nos recordó a los asistentes que la obra y pensamiento del geógrafo Martínez de Pisón entronca con lo mejor de la tradición intelectual española de los últimos cien años. Sus dos grandes maestros, el también geógrafo Manuel de Terán y el filósofo Julián Marías, conectan a Eduardo Martínez de Pisón con la tradición intelectual del Instituto Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, y el edificio intelectual que representa la obra de José Ortega y Gasset. De fondo, late todo el bagaje estético, intelectual y literario de la Generación del 98. La combinación de estos grandes hitos de la cultura española permite a Eduardo Martínez de Pisón, afirma Helio Carpintero, cimentar y construir una geografía de marcado carácter humanista, una ciencia geográfica impregnada por el sentir y descubrir (y de ahí explorar y describir, trazando el mapa) lo genuinamente español, y frente a la actual tendencia a deconstruir y depauperar el paisaje, mal-vivido y mal-contado (paisaje en migajas), la obra de este apasionado geógrafo y montañero pretende buscar el sentido del paisaje, o desvelarnos que el paisaje tiene un sentido, radical, que tiene que ver con el sentido de nuestras vidas. El objetivo, en la mejor tradición orteguiana, y desde una filosofía para náufragos, es salvar el paisaje, es decir, salvar mi circunstancia, entendida no como algo externo a mi, sino como algo que me constituye y desde el que mi vida adquiere sentido.

 

Al igual que los chopos acompañaban a Machado en sus paseos por Castilla, desde el planteamiento humanista del geógrafo Eduardo Martínez de Pisón, podemos entender que en mi vida, en la vida de cada cual, el paisaje me/nos acompaña.

Por su parte, Pilar Rubio nos puso al día de la trayectoria vital e intelectual de Eduardo Martínez de Pisón, y subrayó la importancia de este libro, Imagen del paisaje, cuya razón de ser es la necesidad de encontrar las señas de identidad, personal y colectiva, en aquellos hitos culturales y artísticos, de lo español. Esas señas se pueden identificar en la literatura, en la pintura, y desde luego, en el propio paisaje.

A partir de esta idea central, la búsqueda de la identidad, Eduardo Martínez de Pisón explora el paisaje desde tres niveles o perspectivas de aproximación: 1) el paisaje como idea, rastreando su idiosincrasia desde la geografía y desde la filosofía, entendidas ambas como disciplinas humanísticas; 2) el paisaje como emoción, y por tanto, adentrándose en sus distintas manifestaciones en la creación estética; y 3) el paisaje como repositorio de valores, es decir, como propuesta ética.

 

En ese sentido, el pensar y sentir de Eduardo Martínez de Pisón, afirma Pilar Rubio, debe mucho a la obra y la vida de los miembros de la Generación del 98, que a su vez entroncan con el sentir y pensar del Romanticismo en cuanto a su idea y tratamiento del paisaje. Unamuno, Baroja, Azorín, Machado, y los otros miembros de aquella generación, fueron todos viajeros pese a las dificultades (de los caminos y del momento); y desde aquel sentimiento de pérdida que presidió sus vidas, y centrando su reflexión y su literatura en torno al problema  de la identidad, afrontaron las grandes cuestiones sobre la individualidad y el ser español. El relevo de aquella generación y su amor al paisaje español lo tomaron, años después, escritores como Delibes o Cela, y más tarde, Llamazares o Mauricio Wiesenthal. La virtud del libro de Eduardo Martínez de Pisón es que nos hace volver la mirada sobre el paisaje.

Terminó la presentación con unas palabras electrizantes, cautivadoras y emocionantes del propio Eduardo Martínez de Pisón, quien en un relato marcadamente autobiográfico, nos dio cuenta de cómo precisamente este libro, Imagen del paisaje, tiene que ver con uno de los temas fundamentales en su vida y en su carrera intelectual: la identidad. Es un libro donde su autor se juega o se plantea su propia identidad personal. La elección de los miembros de la Generación del 98 (de éstos: Unamuno, Azorín, Machado, Baroja, y no otros), y de Ortega y Gasset, no es baladí. Todos ellos, afirmó Martínez de Pisón, «no son mis maestros, son mi paisaje». La aproximación a Unamuno o a Machado, en sus años mozos, fue un tema de experiencia vital, fue un primer encuentro existencial, con el paisaje y la montaña. Leyendo a aquellos escritores, Martínez de Pisón aprendió a leer y mirar el paisaje español. Más tarde, el encuentro y la maestría de las obras de Ortega, Giner de los Ríos, y Manuel de Terán, fue una cuestión de lealtades: de lealtad a la tradición intelectual y cultural recibidas, de lealtad al sentido del paisaje y del paisaje como fuente de sentido transmitido por aquéllos, de lealtad a una identidad y un sentir el paisaje y lo español.

Los asistentes a este encuentro con Eduardo Martínez de Pisón tuvimos la irrepetible ocasión de escuchar a este maestro geógrafo leernos fragmentos de sus lecturas preferidas de Unamuno, Machado, Baroja, Azorín. Y en el vibrar de su voz, en el aliento de sus gestos al leernos, en el sentir apasionado de sus palabras, no solo descubrimos un sentido estético, un pensamiento brillante y una ética comprometida. Descubrimos el alma y la persona de Eduardo Martínez de Pisón, que derrama en todo lo que hace su amor por el paisaje, por la palabra y por España.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra