Laura Revuelta/ ABC Cultura, sábado 11 de noviembre de 2023
Parece que nadie se acuerda de la pandemia, pero pasar, pasó, y a todos nos sepultó en casa y caímos en la hipnosis del consumo de cultura rápido y sin mayor autocrítica que la de derrumbarnos adormilados, noqueados, anestesiados en el sofá.
Fernando Castro Flórez, como todos, se encerró a cal y canto, pero, en lugar de encender la tele a todo trapo, consumir series sin ton ni son, se puso a escribir sin parar y de esas páginas emborronadas con su diatriba personal y habitual sale este libro, cuyo título no puede ser más definitorio del autor y sus obsesiones: Sin escapatoria en el Planeta de los simios (subtítulo: Maquinaciones y perplejidades sobre el arte contemporáneo).
De Fernando Castro nada nos puede sorprender a estas alturas de su discurso y todo nos puede sorprender, porque, aunque siempre dé vueltas a las mismas peonzas argumentales, siempre acaba por epatarnos con su brillantez expositiva y en el estrambótico juego de palabras, conceptos y sonoridades varias.
Al cabo, Fernando Castro no deja de ser un divertido gruñón que echa pestes de este mundo de culturas banales y de hiperconectividad al exhibicionismo de las redes sociales, y busca una salida en el arte. De la distopía contemporánea a una utopía artística.
No obstante, el camino está sembrado de piedras y no se ve mucha luz al final del túnel. A los encabezamientos de los capítulos nos podemos remitir: Un mundo pixelados de gris; Una irrealidad fraudulenta; La masiva (im)popularidad del arte nuevo; Aceleraciones catastróficas… He aquí una frase que los resume todo: «Steve Jobs consiguió convencernos de que “todos somos genios creativos”».
Y todo este retrato de nuestro espectro cultural trufado de mil y una referencias, lecturas, nombres, citas… (el índice bibliográfico ocupa diez páginas y el onomástico, cinco), porque Fernando Castro es un erudito, un pensador de la causa contemporánea, y le gusta demostrarlo en cada uno de sus actos, de sus performances intelectuales.