Descripción
Nuestra intuición como lectores de estos grandes escritores era que a su través habíamos aprendido a ver nuestro paisaje, nuestro mundo físico e histórico, como algo que de algún modo nos constituía y alentaba. Nuestra mirada se había enriquecido y cultivado. Este libro nos descubre que en esas intuiciones había y hay también un tesoro de saber precientífico.
Eduardo Martínez de Pisón, geógrafo, viajero y montañero, con una larga y fructífera experiencia directa de innumerables formas del paisaje, aúna en este ensayo la sensibilidad artística y poética con un saber científico riguroso –sobre plegamientos, buzamientos, rocas piroclásticas, calizas, hayedos, glaciares, etc–. Es un libro, en el fondo, que reivindica de nuevo el valor del Humanismo en nuestro tiempo, y que al romper las barreras de la especialización y de los géneros, busca el contacto con la literatura y la filosofía, a fin de multiplicar las visiones y descubrir, mediante su entrecruzamiento, nuevas conexiones e iluminaciones.
«El paisaje del 98 vuelve al camino. Abrimos de nuevo nuestra puerta, sin duda geográfica, pero que también lleva a un sentido del mundo y, en él, a un “dolorido sentir”. Y así, dejemos que el paisaje suba una vez más sobre Rocinante y salga al campo.»
Eduardo Martínez de Pisón
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