Virginia Woolf y el ciberespacio

Mujeres & Cía entrevista a Remedios Zafra

Remedios Zafra nació en Zuheros -Córdoba, España- y a la hora de decir quién es prefiere las «antidefiniciones» porque le resulta más claro lo que no es y lo que no quiere ser. Vive entre Sevilla y Madrid y cuando puede en Londres o más lejos. Acaba de presentar Un cuarto propio conectado inspirándose en Virginia Woolf pero en clave de ciberespacio, privacidad e identidad. Dice entre otras cosas, que en un mundo acelerado caracterizado por la dispersión ´el cuarto propio conectado es un territorio de reflexión necesaria´.

¿Cuándo supiste que serías escritora?

Llovía, estaba en el escalón de casa, cogí papel de envolver los bollos de la tienda de mi madre y escribí malamente unas rimas consonantes. Tenía pocos años, desde entonces no recuerdo haber parado, aunque mi sensación es de estar empezando constantemente.

¿Cuál fue el tránsito de escribir a publicar?

Publicar en el fondo es ampliar el número de amigos que te leen. Visibiliza tu trabajo y te permite compartirlo. Por mi parte, tuve suerte, obtuve algunos premios con mis primeros libros y eso imagino que me abrió las puertas. Aunque no creas que se quedan abiertas, cada nuevo trabajo es un volver a comenzar, tanto si publicas en editoriales como en Internet.

¿Cómo surge la idea de Un cuarto propio conectado?

Llevaba varios años trabajando sobre la influencia de los nuevos escenarios de relación y trabajo online en la creación de identidad en Internet, y no paraba de pensar en una idea que me sugería un relato de Walter Benjamin extrapolada a Internet: la sensación de que en la Red nos comunicamos, nos ven y nos leen miles de personas conectadas, pero miles de personas solas delante de cada pantalla.

¿Internet nos conecta, nos aísla, nos esclaviza?

Sobre todo nos conecta. A veces nos esclaviza y creo que en muy pocos casos nos aísla. Si lo hace es un tipo de soledad distinta al aislamiento.

¿Cómo engancha Virginia Woolf en este mundo cibernético?

Hace casi un siglo Virginia Woolf identificaba dos necesidades para que una mujer pudiera dedicarse a la creación: dinero y un cuarto propio. Creo que ambos requerimientos siguen particularmente vigentes hoy para el desarrollo de una actividad intelectual, y no sólo por parte de las mujeres. Pero el escenario ha cambiado en algo crucial: ese cuarto propio ya es irreversiblemente un cuarto «conectado».

En un mundo acelerado caracterizado por la dispersión y por la proliferación de trabajos precarizados, el espacio de concentración del cuarto propio, de un lado, y de otro, las nuevas formas de trabajo y producción online, sitúan el cuarto propio conectado como un territorio de reflexión necesaria, y es en estos dos aspectos -espacios de emancipación-concentración y formas de trabajo remunerado online- donde creo que existe una relación más sugerente con la propuesta de Woolf, además de en la más expresa lectura feminista.

¿Quiénes son tus referentes?

Variados y en función de para qué. Foucault, Butler, Benjamin, Braidotti, Ortner, Haraway y Borges me interesan y gustan mucho. Pero tendría que sumar a la lista otros tantos poetas, novelistas y varias artistas.

Tu libro es difícil de definir ¿Cómo lo describirías?

Respuesta 1. Inclasificable. Léanlo. Respuesta 2. Hay en este libro una clara premeditación en el intento de desordenar categorías disciplinares (leer capítulo «mi cuarto propio»). Es tal vez por ello que efectivamente, Un cuarto propio conectado es un libro difícil de clasificar; entre el ensayo y la autoficción y, temáticamente, aproximándose al escenario que le da título desde diversos enfoques: la construcción identitaria y el cuerpo, los sistemas productivos que genera Internet, la transformación del espacio doméstico y de intimidad, los espacios de concentración y distanciamiento en el hogar conectado, las formas de gestión y autogestión de nuestras identidades en las redes sociales y en los metaversos, entre otras lecturas críticas en el marco de la cultura digital). Creo que esa diversidad de aristas permite que los lectores desarrollen sus propias ideas al respecto. En ese sentido, un cuarto propio conectado sugiere las condiciones para que los lectores piensen sobre estas temáticas.

Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿qué cosas no repetirías?

Necesitaría más tiempo para pensarlo bien, pero posiblemente lo que cambiaría o no, tendría que ver con esta primera idea: todo aquello que siendo importante no he pensado suficientemente.

¿Podrías hacer tu diagnóstico sobre hacia dónde vamos las mujeres?

Espero y deseo que a todas partes y a donde queramos. Hemos de poder decidir libremente y en cualquier lugar del mundo (on/off line) a dónde ir, si queremos ir o si nos quedamos. Pero de momento creo que vamos a ese camino de trabajo necesario para asentar los logros, todavía vulnerables, de la igualdad. Y a seguir imaginándola y construyéndola cada día, incluso cuando no hablamos explícitamente de ella.

¿Cuál es tu próximo proyecto?

Un libro de relatos que tengo ahora minimizado en mi pantalla; un trabajo etnográfico sobre sexualidad e Internet; continuar con los proyectos abiertos…y que mañana siga teniendo ilusión para desarrollarlos.

Ping-pong

  • Una frase, idea etc. que utilices habitualmente… Para crear es importante habitar la dificultad de nuestra época, construir nuestro propio tiempo. (la cursiva cita a Duchamp)
  • Admiras en la gente… Procuro admirar algo en cada persona que conozco, no siempre es lo mismo.
  • ¿Qué cosas te motivan en el trabajo y en la vida? Esencialmente me motiva el trabajo y sobre todo la vida. También me motiva tener tiempo para vivir, para trabajar bien y para que mi trabajo sirva en algo a alguien.
  • Un libro, un autor, una película, un director, un perfume, una comida, un lugar al que volverías…
  • Libro: un tomo de una enciclopedia incompleta que me regalaron de pequeña (me enseñó que siempre había cosas que faltaban en los libros).
  • Autor: la lista es larga
  • Película y director: la lista es tan larga como la de autores.
  • Un perfume: el que te devuelve a un momento del pasado.
  • Una comida: en función del día y si me apuras, del frío que tenga.
  • Lugar al que volverías: son tantos los que no conozco que antes de repetir me gustaría ver muchos más.


2 comentarios en “Virginia Woolf y el ciberespacio”

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