El pasado 3 de junio, en el marco de la 69ª edición de la Feria del Libro de Madrid, en el Pabellón de la Fundación Círculo de Lectores, convocamos a amigos, colegas y lectores al acto que bajo el título genérico «Vivir con libros» pretendía presentar en sociedad la nueva edición del libro de Jesús Marchamalo Tocar los libros y el sello editorial Fórcola Ediciones. En el acto me acompañaron el propio autor, Jesús Marchamalo, periodista y escritor, y Luis Mateo Díez, académico y escritor. Tras varios años participando activamente en la feria del libro, por fin en esta edición he tenido la satisfacción de presentar públicamente la editorial que he fundado, Fórcola Ediciones, como un sello independiente, de oficio, de pasión, que no pretende ser sino la «expresión personal e individual de un editor», según las palabras del editor alemán Kurt Wolff.
Toda presentación pública de un nuevo libro supone para su editor un nuevo reto, en cierto modo implica dar un paso al frente con el flanco al descubierto, realmente conlleva abandonar la mesa de trabajo para salir a los medios y dejarse ver, sin trampa ni cartón, ante un público impredecible, cuyo veredicto el editor espera con cierta ansiedad. En toda exposición, pues, de un libro, el que realmente queda expuesto es el propio editor, que se juega el tipo precisamente en cada libro. «Vivir con libros» ejemplifica muy bien, en ese sentido, a modo de imagen, la vida del editor entendida como trayectoria vital o existencial, como diría Julián Marías.
A cada nuevo título este quien les escribe ve puesta en cuestionamiento su labor diaria, entendida más que como profesión o empleo, como oficio vocacional y tarea artesana. Cada nuevo libro es pieza insustituible que cobra sentido dentro del engranaje y la maquinaria que tiene en mente su maestro relojero, cuyos movimientos han de permanecer ocultos para el lector, ya que realmente el protagonista de toda esta aventura no ha de ser el editor, sino el encuentro personal e intransferible del texto del autor con su lector. La fórcola que da sentido a esta casa editorial nos recuerda el mimo y la dedicación que todo maestro artesano, con su labor oculta y en segundo plano, le debe dedicar a cada libro, para que luzca como una pieza única e irrepetible.
Kurt Wolff, en su recientemente publicado en España Autores, libros, aventuras… distingue entre dos tipos de editores: el que edita «los libros que considera que la gente debería leer», y el que edita «los libros que piensa que la gente quiere leer». Por mi parte me identifico con el primer tipo de editor, por lo que mi oficio tiene mucho de militancia, de «punto de resistencia», en palabras de Luis Mateo Díez, de vocación.
Durante la presentación del libro, Luis Mateo Díez tuvo palabras elogiosas hacia un «librito» que tiene mucho de breviario, donde se condensa, con un «estilo intenso, destilado, con un tono lírico, y a veces hasta elegíaco, en la sencillez de la exposición», todo lo que se puede decir con sentido sobre el amor a los libros. Mateo Díez nos recordó la fascinación que nos produce la «carnalidad» de nuestros libros, atesorados durante años, una propiedad «íntima, personal y placentera», que nos dice que la verdad última de los libros es el amor que nos suscitan. En ese sentido es oportuno traer aquí lo que el propio Jesús Marchamalo, guardián del tesoro en palabras de Fernando Sánchez Dragó, nos confía: «Todos los libros tienen una peripecia, una historia que contar. Los libros hablan del carácter, los intereses y la personalidad de sus propietarios, y también la forma de ordenarlos en nuestras personales bibliotecas aporta datos significativos».
Sí, editar Tocar los libros, de Jesús Marchamalo, ha sido una verdadera labor de artesanía, donde cada detalle se ha cuidado al máximo, y cuyo resultado final ha sido fruto de la estrecha colaboración del autor y del editor. La revisión y presentación definitiva del texto, la selección de las fotografías que lo ilustran en esta nueva edición, los mil y un detalles de la gestión de derechos de las mismas, han sido oportunidad, entre otras cosas, para trabajar mano a mano con Jesús Marchamalo y lograr entablar nuevas amistades. Mi agradecimiento, en primer lugar, a Jesús Marchamalo, por confiar en el proyecto, y a Luis Mateo Díez, por su generosidad con este libro, al que ha dotado de nuevo de un emotivo prólogo. Agradecimiento que debo ampliar a Gorka Lejarcegui, a Reyes Salcedo y al diario El País, a Asen Uña y a la Fundación Ortega y Gasset, a Damián Flores, a Antonio Gálvez, a todos ellos por su buena disposición a cedernos las imágenes que conforman ya este libro, sin ellos no hubiese sido posible. Y por supuesto, a Fernando Savater, Luis Alberto de Cuenca, Andrés Trapiello, Enrique Vila-Matas, Gustavo Martín Garzo y el propio Luis Mateo por dejarnos reproducir imágenes de sus íntimas y personales bibliotecas para ilustrar las páginas de Tocar los libros.
Finalmente mi agradecimiento a tantos amigos que ya atesoran en sus lecturas preferidas este Tocar los libros, y a aquellos que con sus palabras de aliento logran que esta pequeña fórcola continúe su singladura hacia buen puerto.
Sou editora no Brasil e gostei muito de seus comentários; também me considero uma editora de resistência e pratico uma editoria de ourives, quase artesanal. Parabéns.
Querida Eliana, muchas gracias y mis mejores deseos para tu editorial. En la militancia de los libros artesanos, un abrazo.
Me parece un buen trabajo el suyo y de su equipo.
Y yó, que soy una aprendiz de escritora, pregunto: ¿tienen cabida en su editorial los libros escritos por aprendices?
Nuestro problema es que las Grandes editoriales no se arriesgan con nosotros. Entonces, recurimos a pequeñas editoriales y, a veces conseguimos nos publiquen, incluso en el día de la presentación y semana siguientes se venden más de 300 ejemplares. Pero aqui acaba todo. No hay distribución y se queda en nuestro circulo. de vez en cuando alguien se interea por un ejemplar…, pero nada más. Falta distribución.
Quizas fuese un buen reto para emprendedores como ustedes atender un poco este sector.
Saludos
Nora, no te falta razón: las apuestas de los que denominas “grandes editores” buscan una rentabilidad a muy corto plazo, y sus inversiones persiguen apuestas “seguras” con productos muy mediáticos (por el autor, por el tema…). Entre los pequeños editores hay de todo, desde los que hacen apuestas arriesgadas por dar a conocer a nuevos talentos, hasta aquellos que literalmente engañan a inocentes haciéndoles pagar la edición prometiendo distribución. Los primeros sufren realmente un modelo de distribución que en España necesita renovarse y apostar por modelos nuevos, más afines a la distribución selectiva, en busca de alianzas con una red de librerías independiente que apueste seriamente y con inteligencia por una oferta editorial cualitativamente diferente. Por desgracia, el escenario es difícil, con niveles de lectura bajos y en un país donde los libreros prescriptores y militantes cada vez escasean más. Y aún así, algunos seguimos apostando por buenos libros. Gracias por visitarnos y por tu comentario.