Filosofía vulgar

Desde el Renacimiento, los pensadores humanistas utilizaron el concepto de «filosofía vulgar» para referirse a ese saber que no se aprende en los libros ni se enseña en las universidades sino que, siendo propio del pueblo y sin necesidad de lecturas, nace de la experiencia y se transmite de padres a hijos, a lo que muchos se han referido siempre como «sentido común». Dicha sabiduría popular se ha plasmado, a lo largo de la historia, en forma de proverbios, máximas, apotegmas o frases hechas, y ha tomado finalmente cuerpo, en nuestras letras españolas, en ese conjunto de sentencias tan peculiares que conforman el Refranero. En todas las culturas existen sentencias comparables, pero la peculiaridad del refranero español es la frecuencia y amplitud con que nuestros escritores clásicos dan cuenta de este inmenso tesoro de nuestro patrimonio cultural. Es el caso de Gonzalo de Berceo, Alfonso X el Sabio, el Arcipreste de Hita, don Juan Manuel, don Sem Tob, el marqués de Santillana, el Arcipreste de Talavera, La Celestina, La lozana andaluza, la picaresca? hasta llegar a los más grandes autores de los Siglos de Oro: Quevedo, Góngora, Lope, Tirso, Gracián y, sobre todos, Cervantes.