El viaje debería ser privilegio de almas valientes, ansiosas de saber, amantes del riesgo y la sorpresa. Como metáfora de la vida, es un peregrinaje solitario, donde el viajero se siente extranjero a cada paso, transitando por un itinerario siempre inédito, lleno de aventuras y desafíos que sirven de ocasión para el conocimiento de sí. El periplo entero consiste en la búsqueda de la propia identidad, en una exploración sapiencial que concluye con la muerte. La felicidad -si es que existe- no se encuentra al final del camino sino en el transcurso de esa odisea del espíritu que se busca a sí mismo. En tal singladura vital, para la filósofa, escritora y poetisa Virginia Moratiel, los poetas son los perfectos compañeros de viaje: sea por el enorme deleite interior que nos ofrecen sus poemas, sea por la peculiar manera como abordan los grandes temas universales o el sentimiento que destilan ante las encrucijadas del camino. En medio de ese constante deambular, quién puede resistirse a dejarse poseer por la belleza, quién no desea volverse inmortal gracias al canto de un poeta. Así, Moratiel nos ofrece una personal cartografía poética, jalonada por la vida y la obra de tantos artistas fascinantes –de Safo y Emily Dickinson a Wisława Szymborska y Alejandra Pizarnik; de Matsuo Bashō y Giacomo Leopardi a Rainer Maria Rilke y Paul Celan–, seres atractivos y enigmáticos, que en pleno dolor son capaces de abrazarse con denuedo a la belleza, consolarnos e infundirnos ganas de seguir viviendo. Desde la antigua Grecia hasta el Romanticismo alemán, se los ha considerado sacerdotes de la verdad, que realizan un servicio divino exotérico, en tanto que revelan y hacen exterior, en un objeto, un secreto captado por inspiración. De ahí la afinidad esencial entre la poesía y la filosofía. Con la ventaja de que, a semejanza de un teorema matemático, el poema nos exige apenas unos minutos de lectura y, a cambio, nos ofrece largos períodos de reflexión. Quizá por todo ello, y porque nos ayudan a saber quiénes somos, los poetas suelen ser los mejores compañeros de viaje.
Compañeros de viaje
Poetas en busca de su identidad
Para la filósofa, escritora y poetisa Virginia Moratiel, los poetas son los perfectos compañeros de viaje: sea por el enorme deleite interior que nos ofrecen sus poemas, sea por la peculiar manera como abordan los grandes temas universales o el sen Ver más timiento que destilan ante las encrucijadas del camino. En medio de ese constante deambular, quién puede resistirse a dejarse poseer por la belleza, quién no desea volverse inmortal gracias al canto de un poeta. Así, Moratiel nos ofrece una personal cartografía poética, jalonada por la vida y la obra de tantos artistas fascinantes –de Safo y Emily Dickinson a Wisława Szymborska y Alejandra Pizarnik; de Matsuo Bashō y Giacomo Leopardi a Rainer Maria Rilke y Paul Celan–, seres atractivos y enigmáticos, que en pleno dolor son capaces de abrazarse con denuedo a la belleza, consolarnos e infundirnos ganas de seguir viviendo. Ver menos
Ficha técnica
Colección: Periplos
Número de Colección: 44
Tema: Ensayos literarios
Papel
ISBN: 978-84-17425-47-0
Número de edición: 1
Fecha de edición: 29-01-2020
Número de páginas: 392
Dimensiones: 210 x 130 mm
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