Descripción
D’Annunzio, novelista en ciernes, en busca de una voz y un estilo propios, inventó gracias a su musa un nuevo lenguaje y creó un verdadero diccionario íntimo, metáfora propia del poeta que convirtió su propia vida en obra de arte. Así Barbara Leoni inmortalizó a la Ippolita del Triunfo de la muerte, una de las grandes novelas que, junto a El placer y El inocente, d’Annunzio escribió bajo su influjo, iluminando una obra literaria nunca conocida hasta entonces, que le consagró como un escritor genial.
«Los epistolarios nos dan con frecuencia idea e imagen de las personas de manera más sutil y completa que las mejores biografías y los más detallados libros de confesiones y memorias. Aunque en las cartas de un escritor pueda sospecharse siempre una pequeña malicia, si se quiere incluso subconsciente, de que un día puedan ser leídas por alguien más que su destinatario, hay siempre en las cartas una gran parte de verdad insobornable, generalmente la inherente a lo que en su momento fue pura anécdota o simple circunstancia y que el tiempo se encarga de llenar de complejas categorías.»
César González Ruano
«El lector no sale indemne del volumen que Fórcola, con soberbia traducción y prólogo de Amelia Pérez de Villar, ha titulado No dejaría nunca de escribirte. Ya era difícil escribir del amor en 1890, y sin embargo el talento verbal de D’Annunzio cuaja fórmulas nuevas de decir te quiero, a caballo entre la sencillez y la originalidad, que solo rara vez cae en la grandilocuencia o en el tópico. La plenitud, la zozobra, la turbación que es capaz de comunicar al desencantado lector del siglo XXI este gran poeta, este loco infame, es la mayor de sus victorias.»
Jorge Bustos
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