John Dowland (1563-1626) es uno de los compositores británicos más brillantes del Renacimiento, uno de los mejores creadores de canciones de todos los tiempos ?incluyendo a Henry Purcell?, y uno de los artistas más destacados durante el reinado de Isabel I de Inglaterra. Entre su producción artística es inestimable su voluminoso corpus de canciones así como su excelsa colección de obras para laúd, de tal manera que brilla con luz propia entre sus coetáneos, entre los que se encuentran compositores y laudistas de la importancia de William Byrd, Josquin des Près, Jacob Obrecht, Adrian Willaert, Adrian Le Roy, Alfonso Ferrabosco el Joven, Thomas Campion o Luca Marenzio. Su personalidad compleja y depresiva marcó su creación artística, y su origen católico fue un obstáculo para lograr un puesto en la corte, dado el calvinismo imperante en la sociedad inglesa, en un tiempo en el que los católicos comenzaron a ser perseguidos y condenados a muerte. El puritanismo reinante nutría una cierta fascinación por la idea de la melancolía, por la parte más oscura e íntima de la vida, lo que se aprecia en muchas de sus piezas. La sencillez, pureza melódica y perfección del fraseo verbal de las canciones de Dowland le han consagrado como un virtuoso insuperable del laúd, siendo el compositor preferido de importantes mujeres laudistas de la época: la propia reina Isabel I, lady Mary Wroth, lady Isabella Rich o Anne Clifford. Sus composiciones, en su mayoría de cariz cortesano, embelesan y enaltecen al oyente por sus continuas melodías y por sus bellas sonoridades. En ellas se tratan temas como la soledad, el amor no correspondido, la muerte, la tristeza, la oscuridad, la desolación, la agonía, las lágrimas o la inocencia perdida; en todas ellas, su carácter melancólico es el sello principal de identidad. Su faceta menos conocida fue la de espía al servicio de la corte de Cristián IV de Dinamarca, en unos momentos llenos de tensiones políticas en toda Europa. Alberto Álvarez Calero nos brinda un ensayo biográfico sobre John Dowland?el primero de estas características publicado en España? destinado no sólo al melómano sino a cualquier lector que, por curiosidad e interés, quiera conocer la figura de este atrayente y enigmático compositor, cuando su popularidad está en alza, favorecido por el definitivo resurgimiento de la llamada música antigua.
Este libro ha recibido una ayuda del Ministerio de Cultura y Deporte
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