Juan Ángel Juristo / ABC Cultural, 6 de abril de 2024
Cuarta entrega de sus Diarios, este Tiempo por venir, subtitulado Diario de una escritura, abarca los años del 2019 al 2021 y, como los anteriores, se distingue por ese afán casi de totalidad, de dar cuenta de lo cotidiano sin que se le escape casi detalle alguno, de tal manera que el lector asiste a una suerte de panorama de la vida diaria de Miguel Ángel Hernández (Murcia, 1977) donde puede conocer las «resacas» del escritor, saber de sus escapadas fugaces al milieu literario, tener en cuenta lo que le supone de interés y de estímulo leer cada nueva entrega de Enrique Vila Matas, saber por quién apuesta cuando se otorga el Premio Nobel, y nunca acierta, o confesar el interés que tuvo asistir, durante un Premio Biblioteca Breve, a una tertulia sobre Nabokov que en una de las mesas donde se celebraba el ágape sostenían Carlos Pardo, Marcos Giralt y Rodrigo Fresán, y todo esto mientras salpica los días escribiendo su novela Anoxia; otorgando una suerte de aquí y ahora a un proceso creativo, el de la escritura, que parece encarnarse en otra vida paralela a la que se supone es la cotidiana, la que todos llevamos.
No de otra manera cabe interpretar estos diarios, que no pueden entenderse sin ese afán de totalidad, una suerte de unión, la única quizá, entre dos vidas paralelas. En un momento determinado, Marcos Giralt le comenta que le echa mucha sal a sus diarios. Intuyo que quiso decir algo similar a lo que aquí planteo.
De ahí la originalidad, la manera de dejar constancia de las circunstancias, por muy banales que nos parezcan, mientras tenía lugar el proceso creador.