Fórcola 2.0

Con esta primera entrada inauguro el blog de Fórcola Ediciones, una bitácora personal donde compartiré contigo algo más que el catálogo de los libros que publique. En coherencia con las reflexiones que sobre el editor wiki planteamos Manuel Gil y yo en nuestro libro El nuevo paradigma del sector del libro (Trama, 2008), este blog pretende algo ciertamente inusual hasta hace bien poco: hacer visible al editor que hay tras el sello que construye.

El editor tradicional, propio del mundo analógico, textual, del libro en papel, ha sido casi siempre un personaje en la sombra, artesano o gerente (editor o publisher, según los casos), que ha mantenido una relación intermediada con sus lectores a través de sus libros, de su catálogo, de los distribuidores y libreros, incluso de los periodistas y críticos literarios, por lo que el conocimiento que el lector podría tener del artífice de esa labor editorial era sesgado, difuminado, a todo lo más anecdótico, en muchos casos, irrelevante.

Todos tenemos en mente, de todas formas, a varios importantes editores españoles e hispanoamericanos cuya imagen ha trascendido a los medios y a los lectores de una forma significada, gracias a su peculiar y a veces arrolladora personalidad. La figura del editor, de la mano Carlos Barral, quedó impregnada de un tinte entre bohemio y aristocrático, casi diríamos elitista; gracias a Jacobo Siruela, el editor adquiere una marcada personalidad intelectual y erudita, y se muestra aficionado a los territorios fronterizos entre la estética y la filosofía; con Jorge Herralde el editor brilla en su esplendor, la grandeur del editor independiente, que centra su labor en dos grandes tareas: la estrecha relación con el autor y el cuidado disciplinado y detallista por el catálogo; con Mario Muchnik el editor se manifiesta como un rebelde con causa con momentos de genialidad; el gesto de Beatriz de Moura nos dice de la constante curiosidad y necesidad de explorar nuevos horizontes con que el editor ejerce su profesión; Jaume Vallcorba nos regala el placer de encontrar tesoros perdidos en la memoria, y Valeria Bergalli nos hace descubrir la grandeza en la lectura de lo minúsculo. Estos son mis maestros, mi brújula y mi norte en esta profesión que tiene mucho de artesanía, de vocación, de oficio, y a la que cada día amo más, casi desde las tripas.

La sociedad digital y la Web 2.0, esta revolución que es mucho más que tecnológica, porque ha transformado nuestros comportamientos, nuestros hábitos lectores y hasta nuestra forma de relacionarnos con los demás, también ha propiciado un importante cambio en la manera en cómo los libros y la lectura se viven y comparten gracias a la Red, entendida como la gran conversación. Aún está por valorar, Manuel Gil y yo lo hemos repetido en varias ocasiones en el blog  Paradigma Libro, en profundidad cuáles y de qué calado serán los cambios que sufrirá el sector o industria editorial, en macro, o aquéllos que provocarán una transformación del día a día del trabajo del editor (cambios que llevamos unos años asimilando como sin darnos cuenta). Pero la Web 2.0 ha cambiado las reglas del juego en cuanto a todo lo relacionado con el libro: el marketing tradicional naufraga en un medio que penaliza al producto y premia la experiencia: a los nativos digitales les encanta compartir lecturas por lo que tienen de compartir experiencias. La irrupción de un editor en las redes sociales se observa con escepticismo, incluso con cierta alerta, porque aquéllas son alérgicas a todo lo que sea comercial. Ahora más que nunca el editor, si quiere darse a conocer en la Web 2.0, debe mostrarse como persona concreta, debe aprender a comunicarse de otra manera, sin intermediaciones, en definitiva, debe hacerse visible, asumiendo el riesgo de contar él mismo su oficio, para mostrarlo y contarse de paso a sí mismo.

Decíamos Manuel Gil y yo en nuestro libro que «wiki es una metáfora de la nueva era de la colaboración y la participación, una fuerza colectiva masiva». Esto supone que un editor con sensibilidad wiki será aquél que desarrolle su capacidad de construir comunidades e interactuar con redes sociales. Esta es la motivación de Fórcola 2.0, una de las primeras editoriales españolas que ofrece un personal de su editor. La web 2.0 no ha traído el fin de los editores como intermediarios entre el autor y el lector; por el contrario, el editor será el mejor divulgador de su trabajo, de sus libros, porque los compartirá con sus lectores directamente, haciéndoles partícipes de las inquietudes, motivaciones o razones por las que se decidió a publicarlos, pero donde además conversará abiertamente de sus lecturas y sus aficiones, en definitiva, se contará a sí mismo, no por un ejercicio de exhibicionismo barato, sino por secundar la llamada al compartir y participar sobre la que se sustenta la Web 2.0, y que Fórcola hace hoy suya con este blog. Bienvenido, lector, a ésta tu casa.

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