Desvío a Trieste, el viaje a la literatura de Javier Jiménez

Alfredo Urdaci/ FanFan, 8 de abril de 2023

Desvío a Trieste. Rompeolas de todas las europas. Javier Jiménez. Editorial Fórcola. (Sale a la venta el 24 de abril)

No es fácil ponerle un título a un artículo sobre este libro de Javier Jiménez. Porque Desvío a Trieste es un texto que viaja en múltiples direcciones. Trieste es el centro y es a la vez un pretexto. Es el centro porque Jiménez, editor de Fórcola, es decir editor en este tomo de sí mismo, ha desplegado el pasado de la ciudad italiana en toda su complejidad minuciosa. Y es un pretexto porque en el camino se habla de otros muchos temas, de otras muchas personas y de otros paisajes. Es más, cada capítulo de este libro prolijo, detallista, puntillista, es como un paseo, un deambular en el que se van enlazando las perlas hasta configurar una unidad en sí mismo. Jiménez habla de Trieste, pero también de su padre fotógrafo, de su amistad con Eduardo Arroyo, de sus conversaciones con Javier Goñi, de Joyce, de Scipio Slataper, de Umberto Saba, de, viento del norte que en Trieste llaman bora, de Italo Svevo, de D’Annunzio, de Magris. Sería más fácil responder a la pregunta ¿de quién no habla Jiménez?

trieste

Desvío a Trieste no es un libro de viajes, aunque esté compuesto a partir de múltiples viajes a la ciudad, que una vez fue austrohúngara para ser luego italiana. La ciudad más italiana de Italia, se dice en alguna parte de este texto. La más Europea, sin duda. La ciudad en la que sus habitantes se pueden sentir de ninguna parte, a la vez que enarbolan la bandera más civilizada de la Mitteleuropa. Ese ese el escenario que Jiménez ha elegido para desplegar su biografía, su recorrido estético e intelectual.

Decía Roberto Calasso que la obra vital de un editor está en el catálogo de las obras a las que ha dado vida editorial. En Desvío a Trieste se intuye que este libro de digresiones y paseos intelectuales es la consecuencia lógica de la tarea de Javier Jiménez como editor, el Javier Fórcola, nombre con el que se conoce, después de crear y desarrollar una editorial que tiene las señas de identidad de su fundador.

En Trieste, en sus casas, en sus plazas, en sus teatros, cafés, librerías, periódicos y museos está inscrita la historia política, intelectual, cultural y artística de Europa. Los éxitos y las tragedias, los momentos de esplendor y las crisis. También la rivalidad con otras ciudades de Italia, sobre todo Venecia, y las heridas de las guerras, la primera y la segunda mundiales, el irredentismo triestino, y la separación de miles de familias impuesta por la división del territorio que siguió al final de la Segunda guerra. También el anuncio, hecho por Musolini en la plaza de la Unitá de Trieste de las leyes raciales en 1938. La Risiera de San Saba, antigua arrocera de la ciudad, hoy todavía en pie para recordar el holocausto, fue utilizada como campo de extermino, el único lugar que en Italia sirvió a los propósitos nazis de aniquilar a los judíos.

Hemos dicho en el título que se trata de un viaje a la literatura, pero deberíamos haber añadido que es también un viaje a la música, a la pintura, a las artes. La erudición de Jiménez es colosal. Engarza citas con la naturalidad de un viejo orfebre. Se trata de un conocimiento que no molesta. Más bien al contrario, en cada capítulo se armonizan muchas voces, como si de un coro se tratara, para componer una polifonía rica de matices y de referencias. Conoce anécdotas, juicios, polémicas, historias. Y a cada capítulo le poner música, una música a la que el lector puede acceder gracias a un código QR, para marcar en cada pasaje una banda sonora que componga además un relato musical.

Trieste es una ciudad fascinante. El autor la ha visitado muchas veces, pero con su libro no hace falta viajar. Por muchas visitas que hiciéramos a la ciudad no podríamos alcanzar la perspectiva de un libro como Desvío a Trieste, ni el conocimiento histórico, ni los matices que vibran en una ciudad que, en efecto, ha sido el parteaguas o el rompeolas de todas las Europas, las del este y las del oeste, las de los nacionalistas y las de los apátridas. Lugar central para construir una patria propia, que siempre será la de las letras, la de la música, la de la conversación.

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