Por Silvano Gozzer
Hace poco más de un año Jorge Portland me comentaba que Fco. Javier Jiménez estaba montando una editorial. Me dijo que estaba buscado alguien que diseñara las cubiertas de su primera colección y me sugirió que le presentara unos bocetos.
A Javier lo conocía del revolucionario blog Paradigma Libro, los seguía con atención y me encantaba las cosas que decían. En gran medida me sirvieron de inspiración para crear mi propio blog (que también escribo en coautoría). Por otro lado, con Jorge había coincidido en el máster en edición organizado por Santillana donde habíamos creado y diseñado una atractiva colección para el proyecto que presentamos. De entonces me viene la pasión por el diseño editorial (y quizás cierta sensibilidad para hacerlo).
Por lo tanto me puse mano a la obra, que en mi caso, diseñador de nueva escuela, era sentarme a probar ideas en Adobe Ilustrator. Recuerdo que le presenté un par de ideas, la primera en la línea de algunas cubiertas de Chip Kidd y la segunda se trataba de unas cubiertas coloridas que que tenían como concepto central una señal de tráfico. En esta última idea intenté seguir los consejos de mi maestro Joaquín Gallego (al que nunca estaré lo suficientemente agradecido) e incoscientemente, me lo señalaría Jorge más tarde, me inspiré en algunas de las cubiertas que él diseñó para los Libros de la Catarata.
Llegó el día convenido y nos reunimos en el galdosiano Café Comercial para presentarle a Javier los bocetos de la colección. Después de un debate a cuatro bandas (a parte de los mencionados, también estaba el paradigmático Manuel Gil) nos decantamos por la colección de las señales de tráfico que al final daría nombre a la colección: Señales.
Me gusta el reto de buscar una señal que guarde relación con el título, como bien advirtió Álvaro Pombo en su reseña sobre El funcionario poeta, a veces se presta para hacer alguna interpretación del libro. Creo que este diseño funciona, la contundencia de los textos en palo seco y el fuerte contraste que intento utilizar entre las letras y el fondo, garantiza la legibilidad hasta cuando la cubierta se utiliza en miniaturas o en blanco y negro.
A partir de ahí me convertí en el diseñador de la editorial y, gracias al estupendo feeling que tengo con Javier, en su asesor para temas digitales. Después de este año de relación fructífera, he podido crear también esta web; diseñar su imagen corporativa, que incluyó el rediseño del logo para quedarnos solo con la estupenda silueta de la fórcola; e inclusive diseñar una segunda colección: Singladuras.
En la colección Singladuras, Fórcola ha publicado tres libros. Javier me pidió que fuera un poco más clásico (me puso de ejemplo los libros de bolsillo de ¡¡¡Penguin!!!) al diseñar esta colección, así que después de unos bocetos inicales finalmente le presenté un diseño tipográfico que jugaba con las iniciales de los autores (algo que se ha usado anteriormente) pero que añadía, como nota original, un campo que emulaba un sello postal para los textos de la cubierta y que se coronaba con un bonito matasellos.
Los próximos días Fórcola publicará su octavo título. Se trata de Un cuarto propio conectado, un excelente ensayo escrito por Remedios Zafra que será el quinto de la colección Señales. La verdad es que ha sido todo un reto diseñarlo pues se trataba de un título complejo aunque esta vez conté también con la ayuda de la propia autora puesto que Remedios (que tiene una gran sensibilidad para el diseño digital) se interesó desde el primer momento por la cubierta de su libro. De hecho, mi aportación al libro esta vez fue un poco más allá y siguiendo las indicaciones de la autora realicé una pequeña composición con una imagen de un navegador y dos moscas, una real y otra virtual.
Otras colecciones vendrán en el futuro de la editorial y espero poder diseñarlas todas. De momento solo puedo agradecer a Javier que no solo me diera la oportunidad de diseñar las cubiertas de este fantástico proyecto sino que además me permitiera hacer parte de él. Creo que entre los dos estamos intentando definir lo que serán las relaciones editoriales (sobre todo con editores independientes) en entornos 2.0. Relaciones win-win, basados en la trasparencia y en el compromiso.
Seguimos trabajando.
No soy especialista ni en comunicación ni en diseño pero toda la imagen de Fórcola, desde las cubiertas hasta la web, me parecen super coherentes. Así que ¡felicidades a los dos!
Y mucha suerte y éxitos a Fórcola (ahora es “micro” pero tiempo al tiempo…)
Querido David Soler: muchas gracias por tu comentario y tu complicidad con esta microeditorial, que tiene vocación de ser grande por dentro y bella por fuera. Con Silvano ya hemos conseguido las dos cosas.
Muy interesante conocer la mezcla de proceso creativo e historia humana detrás de estas cubiertas y el look de Fórcola. Les deseo mucho éxito. Por cierto, ¿existe esa señal de la góndola?
Querido John, gracias por tus buenos deseos, y por tus amables palabras. Y sí, la señal es veneciana, y está situada a la entrada de los canales reservados al paso de góndolas.
Enhorabuena a los dos. Suscribo cada palabra de David y os auguro un porvenir que crecerá con los mejores cimientos.
Gracias, Amelia, por tu complicidad a prueba de cañones y por tus buenos augurios.
Gracias por los comentarios, yo también creo fielmente en el proyecto.
John, te aseguro que la señal de la góndola existe y se puede ver en algunos canales de Venecia. Todas las señales que usamos son reales.
David lo ha dejado claro, suscribo al 100% sus palabras.
Aproveché el Liber para, entre otras cosas, felicitar a Fco. Javier por las cubiertas y la imagen tan coherente de la colección de Fórcola.
¡Enhorabuena ambos!
Muchas gracias, David, por tu visita, por ese encuentro lúcido y por tu generoso comentario. Esperamos seguir estando a la altura.
Silvano & Fco. Javier
Muy de acuerdo con David (por lo de la coherencia). Muy de acuerdo con John (por compartir el proceso humano-creativo-humano). Recuerdo aquella comida de innotables en Madrid en la que nos mostraste las pruebas (creo que de “Si quieres… lee”). El otro día recogías en uno de esos aforismos editoriales no sé si un pedazo de nuestra historia pero si una lectura (no sé si he sido el único). Decía creo recordar “Le enseño el diseño de portada a un amigo y me dice… vaya mierda de portada… pero sigue siendo mi amigo”. Y yo te contesté que en ese caso yo hubiera dicho “vaya mierda de amigo”. Bueno, yo no te dije “vaya mierda”, pero sí te manifesté que no me gustaba… Y hemos seguido siendo amigos. Te argumenté el choque que me provocaba una estética pensada para que cualquier humano entienda un mensaje simple (ante el que no cabe pensar) en un producto editorial, al menos, para pensar un poco… En ese sentido, y en aquel momento, yo pensaba más como (por ejemplo) Alejandro Katz que se jactaba de haber conseguido un diseño editorial para Katz editores que confundía a la gente en las librerías y la llevaba a pensar que la editorial tenía más solera de la que en realidad tenía (diseño clásico, etc). No sé por qué pensaba así, pero como trato de ser coherente -también- con lo que pienso en cada momento, fui sincero contigo. Luego, por el camino, me entero de que Silvano es el responsable y, leches, me empeiza a gustar algo… Lo cual deja mi sentido crítico por el suelo, lo sé. Cuando me cae bien la gente, me va gustando más lo que hacen. Y finalmente hoy, tras varios libros… el hecho de que tu y Silvano se mantengan coherentes y sean “comparticipativos” (apócope de nuevo cuño entre “compartir y participativos). Y, sobre mi percepción estética, sigo sin revolver la contradicción: no, críticamente no me gusta el diseño, pero emocionalmente me encanta lo que hacéis (lo que descaradamente me lleva a pensar que estáis haciendo bien las cosas). Un abracito a los dos.
Maese Pablo, como siempre, tu sinceridad y cercanía emocional son un valor al alza. Gracias por tus confidencias, y sobre todo gracias por tu amistad, a pesar de las contradicciones.
Maese Pablo es maestro de la palabra, creador de lenguaje, aprendiz de brujo.
Gracias por el comentario Pablo, esa ha sido mi estrategia, como sabía que no te gustaban he intentado convencerte con risas y gintonics. Por cierto, me gusta lo de comparticipativos, me lo apunto.
Fco. Javier: Las amistades que tejen desde las contradicciones, son manta y refugio de sinceridad. Y los valores en alza necesariamente son méritos colectivos.
Silvano: haremos que naden las dudas que todavía flotan …sobre gintónics 🙂 Y “comparticipativos” mola ¿no?
Fco. Javier: …Por eso amamos el lenguaje y sus juegos: porque involucran al otro.
Abrazos amigos.