Esta semana ha fallecido uno de mis músicos preferidos, el maestro Ravi Shankar. Virtuoso del sitar, sus interpretaciones de los ragas de la música clásica de la India y Pakistán me han producido siempre un estado de relajación y meditación, una invitación al silencio y al recogimiento.
Su música me ha ayudado a descubrir y explorar sin miedo un mundo interior, el que todos llevamos dentro, y a convivir con él. El raga es un esquema melódico basado en una colección básica de notas, y con unos patrones rítmicos que alternan la improvisación. Me llama la atención que en sánscrito raga signifique literalmente «color» o «estado de ánimo».
Traigo a colación los envolventes acordes del sitar, los compases coloridos y melódicos de los ragas, para hablar de Charo Vergaz, librera y sobre todo amiga.
Desde hace 16 años, Charo ha estado al frente de la librería Rayuela de Valladolid. Mañana, día 14 de diciembre, Rayuela echa el cierre después de haber dado lo mejor a miles de lectores: profesionalidad y corazón, generando entusiasmo en torno al libro y la librería, y propiciando complicidades lectoras entre niños y adultos.
La primera vez que entré en la librería de Charo, hace más de diez años, sentí que no estaba en una librería al uso. En un primer vistazo, di cuenta de un escaparate amplio, en la animada calle López Gómez, un espacio amplio y diáfano en el interior, con bien nutridas estanterías que custodiaban secciones de humanidades y literatura de adultos, con un espacio especialmente dedicado a la poesía, una de las «debilidades» (o más bien fortalezas) de la librera. Me llamó la atención inmediatamente después aquel lugar destacado para la sección infantil, donde los libros estaban al alcance de los curiosos lectores bajitos, que podían hacer uso de aquel espacio como si estuviesen en su casa: sillas y mesas a su medida, alfombras y rincones llenos de color, un espacio feliz y, porqué no, mágico. En la librería, una vez que llevas un buen rato curioseando, sin darte cuenta, llega un momento en que te sientes envuelto en una paz reconfortante: en esa librería hay un espíritu latente que te acoge y da la bienvenida.
Y de nuevo, el color. Conocí en aquella primera visita a su librera, alma mater de todo aquello. COLOR. Charo irradia un aura especial. Desde la primera vez que hablamos, en nuestras conversaciones no han faltado las mutuas recomendaciones de libros y lecturas.
Desde un principio, las razones profesionales que justificaron conocernos en persona pasaron a un segundo plano, y en mis siguientes visitas se propició, de forma natural y espontánea, un encuentro personal, que se ha ido consolidando con los años, aunque nos hayamos visto poco.
En una anterior entrada de este blog, dedicada al placer de ir de librerías, escribí lo siguiente: «cada visita a una librería propicia mi encuentro con este librero, persona concreta, en un momento irrepetible que, gracias a la frecuencia, y en casos puntuales, se consolida con los años y se convierte en amistad, como entramado vital de mutuas confidencias, complicidades lectoras y confluencias (encuentros y desencuentros) librescas».
Pues bien, este ha sido el caso con Charo Vergaz, de la librería Rayuela. Varias han sido las ocasiones de vernos en saraos editoriales, librescos o culturales. Cada encuentro me ha propiciado descubrir poco a poco a la persona concreta que es esta librera apasionada, entusiasta lectora e incansable promotora de la lectura. Charo es una recomendadora nata de libros, eficaz y eficiente, si me permiten esta nomenclatura: es capaz de captar tu atención, detectar tu sensibilidad e interés como lector, y en dos pinceladas recomendarte el libro que, lo he confirmado con el tiempo, siempre te gusta. Eso es oficio, eso es arte, pero sobre todo, eso es espíritu.
Irradia Charo COLOR, espíritu, sabiduría. El color de las especias de oriente, el espíritu inquieto de una maga, la sabiduría de una iniciada en la quintaesencia de la vida.
Esto no es una despedida, querida Charo, sino un personal homenaje a tu trabajo, a tu entrega apasionada, a tu alegría que irradias por donde pisas, a tu sonrisa cómplice, a tu alma inquieta y jovial, a tu fascinación por la belleza de las cosas, a tu mirada despierta, que rastrea curiosa para coleccionar instantes mágicos y luego compartirlos.
Mañana comienza una nueva etapa de tu vida. Demos una vuelta más a la estupa. Recemos una nueva plegaria por la lectura y libro, que siempre nos hacen felices y nos recuerdan que no estamos solos, dejemos nuestros deseos plasmados en un papelillo de color, y continuemos nuestro camino.
Este raga va dedicado a ti, mi querida amiga.
Querido Javier,
tus bellas palabras han hecho que yo me quede sin ellas para expresarte los sentimentos y las emociones que he sentido al leerlas.
Gracias de corazón por este gran homenaje a ritmo de raga que me has brindado.
Gracias a ti, Charo: por tu ejemplo, por tu coraje, por tu amor a los libros, por tu entrega. Por estar ahí, al pie del cañón. Abrazo enorme.
Javier, me parece maravilloso el texto que le has dedicado a Charo la reina de los colores, siento envidia de no haberlo escrito yo. Un abrazo para Charo y que no te INVADA LA NOSTALGIA, Un abrazo para ambos, Ra
Querida Rosita, gracias por tu comentario. Qué bueno es que compartamos amistad con Charo, reina de los colores. Abrazos
Qué bonito homenaje, Javier, y qué epíteto tan bien escogido: Charo, reina de los colores. Ella es todo un ejemplo para las nuevas generaciones, maestra a la que seguir. Un beso para ambos.