Tino Pertierra /Tinta Libre-La Nueva España
Guillermo Busutil alumbra en «Papiroflexia» un impetuoso homenaje a la aventura de leer
«Papiroflexia» es uno de esos libros de aforismos que pueden gastar un rotulador si te pones a subrayar los destellos de inteligencia y belleza. Como explica su autor, Guillermo Busutil, «es un poema de amor con un libro entre las manos, y cuya lectura es un baile con la imaginación y los sentidos de las palabras. Dos consecuencias de la vocación de leer que es llegar lo más lejos posible».
Hay en sus páginas «arena, caracolas, sombras con gabardina, microficciones, aromas, tentaciones, fronteras, maneras de hacerse invisible, escaleras interiores. Todo lo que nos enseña que la lectura es un estado de conciencia, una empresa de mundos, una conversación con lo íntimo de lo que somos y el misterio de lo que podemos llegar a convertirnos. No es una evasión sin consecuencias, a pesar de la existencia de libros que pasan fugaces sin subrayarle al lector un deslumbramiento, una interrogante, una emoción sobre la que volver a su goce».
Tomen nota: «Leer es una revolución silenciosa que nos suma experiencias, que nos propone ideas, incertidumbres, brújulas. Nos enseña a mirar literariamente la realidad de lo cotidiano, las existencias zurdas, los ángulos desapercibidos. Que de la vida, los libros casi todo lo adelantan». Es importante que la lectura «deje de ser un una asignatura sin capacidad de encantamiento y de esfuerzo en la educación. Convertirla en un ejercicio de trabajo mental y de goce es fundamental.
Lo mismo que entenderla como un instrumento en la construcción ética del pensamiento, en la reflexión acerca de que somos seres del lenguaje y sus ficciones». Gracias a ella «podemos reponernos de los naufragios de la vida, y evitar ser estereotipos en las pantallas insomnes de la banalidad, de los espejismos, de las trampas abisales donde la identidad y las emociones carecen de anda, de convicciones, de un sujeto lírico y fordiano que sepa ser y estar a contracorriente. Una herramienta primordial ante la Inteligencia Artificial que disolverá a la vuelta de ya todos los límites del pensamiento, de las cartografías de lo real y de las ilusiones ópticas de la comunicación». Se reivindica el valor de «leer y de escribir bien, sin pisarle a las palabras su sombra, sintiendo la musicalidad, limpio el timbre de los vocablos.
Sin un bagaje de sólidas lecturas, emancipadas de los lugares comunes y los tópicos de los best sellers, escribir no se convierte en explorar ni existir, es rellenar páginas y un vacío. Sucede a menudo en esta época donde el ansia de publicar es más importante que el trabajo de hacerse buenos lectores. La base fundamental para adentrarse en el campo magnético de la escritura, y hacer de su literatura una experiencia y una piel.
En lugar de un reality de la memoria, una repetición de clichés o una rebeldía sin fondo contra las exigencias de la capacidad caleidoscópica del lenguaje en favor de una falsa naturalidad descamisada». La lectura es «la construcción individual de una aventura que se transmite». Su libro «te cuenta al oído, te sostiene la mirada y no se lee de paso». Casi nada.